NUESTRO COMPROMISO COMO DOCENTES Y EDUCADORES… MANIFIESTO DE LOS DOCENTES DE LA DIVINA INFANTITA

Hola a todos:

¿CÚAL ES NUESTRO PERFIL EDUCADOR?: Recordando nuestro compromiso…

Queremos, ante todo EDUCAR POR VOCACIÓN, ya que “la boca no proclama lo que el corazón no siente”,  preparando bien en el plano académico a nuestros educandos, con mensajes llenos de significado, pero flexibles en las formas y en los gestos… “nos gustaría aprender a transmitir de una forma sencilla y simplificada aquellos conocimientos necesarios para mejorar la calidad de vida de las personas que tenemos a nuestro cargo,  pero sobre todo, nos gustaría enseñar a nuestros alumnos/as a forjarse como adultos, con una humanidad latente que se ciña a la imagen y semejanza de Jesucristo, y al amparo de la Inmaculada Niña, porque ésta es una escuela cristiana, y nos sentimos orgullosos de pertenecer a ella como educadores, cada uno en el rol que ha querido asumir y en el nivel de compromiso que ha decidido adquirir para con la Congregación de la Esclavas y con nuestros educandos”.

Estamos aquí porque queremos estar aquí y no en otro lugar, nadie nos impone nada, y todos/as nos queremos encontrar formando parte de este equipo y de este proyecto y no de otro… “necesitamos aprender a restaurar la caña cascada y no a quebrarla, necesitamos aprender a  mantener viva la llama vacilante, y no apagarla o dejar que se extinga…”

Los educadores de las EIN, vamos a formar ante todo a PERSONAS y no a individuos que no nos importan. Mantendremos cada uno de nosotros/as nuestros signos individuales de personalidad (…”todos diferentes”, ricos en la diversidad) pero trabajaremos todos a una, como un equipo bien organizado y coordinado, donde cada docente se comprometa a ser eslabón de la gran cadena educativa que no termina sólo en la ESO, o en el BACHILLERATO, sino que es plenamente consciente de que entregará a sus educandos para que continúen su formación en otros niveles educativos ulteriores, o bien para que se incorporen a la realidad del día a día, (… ya que “todos vamos en el mismo barco, y todos somos del mismo barro”…).

Los docentes de la EIN  queremos ser humanistas, pero también realistas y tenemos los pies bien plantados en el suelo, conscientes de nuestras limitaciones, pero dispuestos a aprender lo que no sabemos hacer. Lo haremos bien y si puede ser posible, lo haremos todavía mejor, aportando al proyecto educativo lo mejor de cada uno de nosotros/as en cada una de las diferentes líneas educativas y académicas, así como las del apostolado seglar y de la Pastoral. Nuestras vivencias en el ámbito cotidiano de las aulas formarán parte de nuestro proyecto fundamental de vida, no algo aislado, no algo estanco… aprenderemos a trabajar desde la infinita paciencia, la complicidad, la humildad, la sencillez, la calidez humana, la tolerancia y el respeto mutuo… aprenderemos a dialogar sin alzar la voz y  sin gritar, aprendiendo como nunca a escuchar a los que nos reclamen, sin imponer ideas, sino compartiéndolas y debatiéndolas, reconociendo errores si es que los cometemos porque de sabios es rectificar a tiempo; y mejor aún, enriqueciéndonos nosotros mismos, retroalimentándonos en cada ejercicio y cada actividad que propongamos y programemos… “siempre atentos a los pequeños detalles y a las pequeñas cosas

Los educadores de las EIN, vamos a formar ante todo a PERSONAS y no a individuos que no nos importan. Mantendremos cada uno de nosotros/as nuestros signos individuales de personalidad (…”todos diferentes”, ricos en la diversidad) pero trabajaremos todos a una, como un equipo bien organizado y coordinado, donde cada docente se comprometa a ser eslabón de la gran cadena educativa que no termina sólo en la ESO, o en el BACHILLERATO, sino que es plenamente consciente de que entregará a sus educandos para que continúen su formación en otros niveles educativos ulteriores, o bien para que se incorporen a la realidad del día a día, (… ya que “todos vamos en el mismo barco, y todos somos del mismo barro”…).

Los docentes de la EIN  queremos ser humanistas, pero también realistas y tenemos los pies bien plantados en el suelo, conscientes de nuestras limitaciones, pero dispuestos a aprender lo que no sabemos hacer. Lo haremos bien y si puede ser posible, lo haremos todavía mejor, aportando al proyecto educativo lo mejor de cada uno de nosotros/as en cada una de las diferentes líneas educativas y académicas, así como las del apostolado seglar y de la Pastoral. Nuestras vivencias en el ámbito cotidiano de las aulas formarán parte de nuestro proyecto fundamental de vida, no algo aislado, no algo estanco… aprenderemos a trabajar desde la infinita paciencia, la complicidad, la humildad, la sencillez, la calidez humana, la tolerancia y el respeto mutuo… aprenderemos a dialogar sin alzar la voz y  sin gritar, aprendiendo como nunca a escuchar a los que nos reclamen, sin imponer ideas, sino compartiéndolas y debatiéndolas, reconociendo errores si es que los cometemos porque de sabios es rectificar a tiempo; y mejor aún, enriqueciéndonos nosotros mismos, retroalimentándonos en cada ejercicio y cada actividad que propongamos y programemos… “siempre atentos a los pequeños detalles y a las pequeñas cosas

Fdo. La comunidad educativa

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